martes, 2 de noviembre de 2010

EL LENTOPOLITANO DE CASTAÑEDA


Castañeda se fue dejándonos como herencia un Metropolitano que de ninguna forma ha solucionado el problema del tráfico en la Av. Túpac Amaru, por el contrario, está peor.
La ruta Independencia - Barranco (y no Comas - Chorrillos como pregonan los mentirosos de la Municipalidad), ha terminado perjudicando a la mayor población del Cono Norte que se concentra en los distritos de Comas y Carabayllo. Ellos no pueden hacer uso del Metropolitano porque no existen los vehículos alimentadores; y si alguien de Comas, por ejemplo, desea hacerlo, tiene que gastar doble pasaje, uno desde su lugar de origen hasta la estación de Independencia y otro para subir a los "plomos" y seguir hacia Lima. Por lo cual, la mayoría opta por seguir viajando en las combis o los omnibuses de siempre.
Pero lo más grave es el estrangulamiento de la avenida Túpac Amaru. Los constructores le han robado espacio para meter su Metropolitano a la fuerza. De tal manera que ahora esta avenida tiene cuellos de botella donde antes no tenía, o si los había, los ha pronunciado. Sino observemos el cruce con la Av. Habich, donde los peatones ahora tiene que caminar peligrosamente por veredas angostas y pegadas a una avenida de alta concentración de vehículos. Otro lugar es la estación final, allí se ha cometido un crimen con la avenida Túpac Amaru, se la ha angostado de tal manera que todo el día está atorada en ambos sentidos. Es un verdadero calvario pasar por ese lugar.Y lo más triste es que los ignorantes que diseñaron esa estación no tomaron en cuenta que en este sitio no existen vías alternas para que los conductores de los otros vehículos eviten ese pandemonio.
Para probar si en realidad con el Metropolitano de Independencia se ahorra tiempo, subí a uno de ellos; pero grande fue mi sorpresa cuando comprobé que, para llegar a Lima, demoré el mismo tiempo que los ómnibuses más lentos de la ruta, entonces ¿Cuál es entonces la ventaja que brinda el "lentopolitano"?
Y para colmo, después de usar mi tarjeta del Metropolitano me sobró un sol y no sé qué hacer con ella. Probé utilizar ese vuelto agregando cincuenta céntimos, pero las recargadoras de tarjetas no aceptan sino a partir de monedas de cinco soles.
Como última anécdota, hace unos días intenté trasladarme desde la estación de Lampa hacia el cono norte, para ello debía recargar mi tarjeta, pero resulta que el sistema o el monedero estaba malogrado. No pude subir al Metropolitano, y como yo, cientos de personas se quedaron con sus tarjetas y monedas en la mano, sin poder movilizarse. Pero el ingenio peruano solucionó en parte el problema, la gente empezó a pedir el favor a los que tenían saldo para que les permitieran "gorrear" su tarjeta, claro, previa cancelación del costo. Esta solución criolla, sin embargo, no quita lo informal que resulta este servicio de transporte "dizque moderno".

P.D. Y ese colorcito plomo, ¡por Dios! cuando transitan por el centro de Lima, se vuelven invisibles entre las calles de similar color. Y esto es peligroso porque no se ven hasta que ya están encima de uno.