Falta poco más de un mes para las Elecciones Generales en nuestro país. La verdad que el funcionamiento de esta democracia liberal nos decepciona cada vez más porque no es justa ni -tautológicamente- democrática. Se supone que todos los cuidadanos pueden elegir y también ser elegidos, sin restricciones, salvo las de ley; pero no es así, existen "sujetos no elegibles", es decir gente que nunca podrá postular y menos ganar cualquier elección, pese a que puedan tener en la cabeza y el corazón mejores proyectos y buenas intenciones, simplemente porque no tienen dinero.
Y es que, participar como candidato en cualquier elección no depende de las cualidades morales e intelectuales que uno tenga, sino exclusivamente de su capacidad de atraer fondos para financiar los gastos de campaña. Para ser alguien en política hay que convertirse en un ekeko al cual gente de toda calaña le regala billetes sin restricciones porque cuando sea presidente, congresista, alcalde o concejal, lo devolverá con creces. Así son las cosas. Así trabaja el motor de esta democracia.
Ello explica las ingentes donaciones que reciben de manera escandalosa todos los candidatos y sus partidos. Son cientos de miles, son millones de soles que terminan en los bolsillos de las agencias de publicidad y los medios de comunicación bajo el rubro gastos de propaganda.
Allí está la trampa, allí está la imperfección y el cáncer que carcome a este sistema que termina siendo democracia sólo para los que tienen dinero. Mientras más pones, mejor puedes congraciarte con el próximo gobierno. Y como los pobres no tienen plata para apoyar -apenas su voto-, siempre terminarán siendo última prioridad.
Por eso, esta democracia decepciona cada día más, porque es proclive a la corrupción y atrapa a todos, sea de derecha o de izquierda, de arriba o de abajo. Mientras el dinero sea lo único importante para las campañas, no se podrá combatir las corruptelas, los negociados ni la dedocracia.
Y es que, participar como candidato en cualquier elección no depende de las cualidades morales e intelectuales que uno tenga, sino exclusivamente de su capacidad de atraer fondos para financiar los gastos de campaña. Para ser alguien en política hay que convertirse en un ekeko al cual gente de toda calaña le regala billetes sin restricciones porque cuando sea presidente, congresista, alcalde o concejal, lo devolverá con creces. Así son las cosas. Así trabaja el motor de esta democracia.
Ello explica las ingentes donaciones que reciben de manera escandalosa todos los candidatos y sus partidos. Son cientos de miles, son millones de soles que terminan en los bolsillos de las agencias de publicidad y los medios de comunicación bajo el rubro gastos de propaganda.
Allí está la trampa, allí está la imperfección y el cáncer que carcome a este sistema que termina siendo democracia sólo para los que tienen dinero. Mientras más pones, mejor puedes congraciarte con el próximo gobierno. Y como los pobres no tienen plata para apoyar -apenas su voto-, siempre terminarán siendo última prioridad.
Por eso, esta democracia decepciona cada día más, porque es proclive a la corrupción y atrapa a todos, sea de derecha o de izquierda, de arriba o de abajo. Mientras el dinero sea lo único importante para las campañas, no se podrá combatir las corruptelas, los negociados ni la dedocracia.
Quizás nos digan estúpidos por marchar contra la corriente, pues la lógica elemental dice que sin dinero no se puede hacer campañas y sin campañas el elector no puede conocer a sus candidatos y menos elegirlos; pero ¿no es acaso más estúpido decir que se luchará contra la corrupción cuando los mismos candidatos se embadurnan de su esencia?
Allí encontramos la explicación de tanto cabreo por decir quién les da y cuánta plata tienen.
¿Para usted la pobreza es sinónimo de ser bruto? La foto que exhibe demuestra efectivamente que hay medios de información muy brutos.
ResponderEliminar