viernes, 13 de marzo de 2009

LA GENTE ERA FLACA, FLACA Y LOS PERROS ERAN GORDOS, GORDOS


Esta terrible frase pronunciada por la inteligentísima actriz ayacuchana Magaly Solier durante una reveladora entrevista de Marco Sifuentes para su blog Utero de Marita, nos trae a la memoria los terribles tiempos que vivimos en la época del terrorismo y que muchos pretenden olvidar bajo miserables pretextos.
Es cierto, en Ayacucho y el casi toda la serranía de nuestro país, el hambre, el abandono y la muerte reinaba sin compasión. Magaly Solier lo resume dramáticamente: "la gente era flaca, flaca, y los perros gordos, gordos"; porque los cadáveres eran tantos que los perros se los comían y engordaban macabramente.
Y el Estado no hacía nada por esa gente, víctima de los machetazos de los senderistas y las balas de los militares, esa gente que no valía nada para muchos capitalinos y quienes sólo se estremecían por los apagones y los coches bombas que mataban a algún transeúnte.
Tarata fue un duro golpe para nosotros; pero -vaya novedad- era el pan diario de nuestros concuidadanos de provincias.
Imaginen ustedes, si en Lima no sólo hubiéramos tenido como enemigos a los terroristas, sino también a los militares. ¿de quién cuidarnos, de los senderistas, de los policías, de los militares? Eso sí ha sido para esos humildes campesinos el verdadero terror.
Por eso urge construir un Museo de la Memoria, para no olvidar lo que pasaron nuestros hermanos de la sierra; para no caer en la misma violencia, ni menos en la misma reacción militar; un museo que empiece por explicar porqué se inició la violencia, cuál es el caldo de cultivo que la generó y que -ojalá- no se esté cocinando otra vez.