lunes, 28 de marzo de 2011

ELECCIONES 2011, EL APRA GANARÁ

Las últimas encuestas ad portas a las elecciones nos están mostrando un panorama inédito: cuatro candidatos con posibilidades a pasar a la segunda vuelta: Ollanta Humala, Keiko Fujimori, Alejandro Toledo y Pablo Kuczynsky. ¿Este escenario a quién favorece? Al apra, porque su magro porcentaje puede decidir quién pasa a segunda vuelta y para ello tiene hasta cuatro opciones con quienes converger pública o secretamente. El único que puede librarse de esta situación es Ollanta que tiene asegurado su pase pues viene en subida constante y no necesita de los votos apristas. PRIMERA ALIANZA: Keiko está segunda, pero no porque ella haya ganado más votos de los que siempre le ha correspondido, sino porque los otros candidatos han bajado. Es improbable que con ese porcentaje llegue a segunda vuelta; aquí el voto del apra podría sumar esos puntitos suficientes para tener gran opción de pasar. SEGUNDA ALIANZA: Kuczynsky, si bien está de subida como Ollanta, lo está haciendo más lentamente; pero es más fragil su posición porque el apra sólo le endosará sus votos si en los próximos días alcanza los soñados 18%, cosa cada vez más insegura porque los sectores A - B y los jóvenes yuppies están ya mirando preocupados a Ollanta y pueden abruptamente taparse las narices y saltar a otro partido de derecha con más posibilidades de derrotar al nacionalista. TERCERA ALIANZA: A Toledo lo bajaron masacrándolo desde todos lados, y en ello, sabemos que está metido el apra. La lógica era que mientras el cholo estaba en primer lugar, no necesitaba de los apristas, sin embargo ahora, ya desesperado por unos puntitos más para pasar a segunda vuelta, puede aceptar la ayuda de Del Castillo bajo condiciones imaginables. Esta última semana es crucial para él, si no remonta por sí solo, se doblegará. CUARTA ALIANZA: El problema de Castañeda es que está en quinto lugar versus las posiciones de Toledo, Keiko o de PPK, eso le quita opción, pues ni con la ayuda del cinco por ciento aprista alcanzará a clasificar. En el siguiente escenario, el de segunda vuelta, en la pelea Ollanta-Keiko, las posibilidades del nacionalista crecen, porque al 20% de la Fujimori más el porcentaje aprista, se opone un férreo voto antifujimorista, salvo que la derecha opte taparse nuevamente la nariz. Eso sería un escándalo mundial. Si la cosa fuera Ollanta-PPK, sería muy triste para el país, porque se acrecentarían las posibilidades de un enfrentamiento no sólo ideológico, sino clasista y hasta racista. El rico contra el pobre, el blanco contra el cholo, el nacionalista contra el gringo. El Perú no está para esas discusiones bizantinas ni para ser caldo de cultivo de extremismos de ambos lados. Un enfrentamiento Ollanta-Toledo se da como opción más equilibrada, allí prevalecería la discusión ideológica y los planes de gobierno, no tendría razón de ser otro tipo de discusiones porque ambos son cholos y proceden de estratos sociales más o menos similares, la gran diferencia es que uno es de izquierda y el otro de derecha. En cuanto la posibilidad de Ollanta-Castañeda se dice que ganaría el de amarillo (color que contribuyó a minimizarlo); eso es porque para todos los votantes resulta el más inofensivo, la opción menos complicada, la última en caso de emergencia. Pero ¿lo imaginan en un debate de a dos? Sería su fin. Eso no lo han considerado las encuestadoras. Dirán que me apresuro en poner a Ollanta en segunda vuelta, que pueden haber otras alternativas; sin embargo, la realidad es que a menos de dos semanas, cuando en las calles Ollanta está en la boca de la gente, desembarcarlo sería cosa de magia o presdigitación, cuando no de alguna mano negra. En todos los casos, en estas elecciones de primera vuelta el apra tiene un papel definitivo, a eso ha jugado desde que Alan dijo:"No puedo decidir quién va a ganar, pero sí puedo decidir quien no debe ganar".

martes, 1 de marzo de 2011

¿EKEKOS O CANDIDATOS?



Falta poco más de un mes para las Elecciones Generales en nuestro país. La verdad que el funcionamiento de esta democracia liberal nos decepciona cada vez más porque no es justa ni -tautológicamente- democrática. Se supone que todos los cuidadanos pueden elegir y también ser elegidos, sin restricciones, salvo las de ley; pero no es así, existen "sujetos no elegibles", es decir gente que nunca podrá postular y menos ganar cualquier elección, pese a que puedan tener en la cabeza y el corazón mejores proyectos y buenas intenciones, simplemente porque no tienen dinero.
Y es que, participar como candidato en cualquier elección no depende de las cualidades morales e intelectuales que uno tenga, sino exclusivamente de su capacidad de atraer fondos para financiar los gastos de campaña. Para ser alguien en política hay que convertirse en un ekeko al cual gente de toda calaña le regala billetes sin restricciones porque cuando sea presidente, congresista, alcalde o concejal, lo devolverá con creces. Así son las cosas. Así trabaja el motor de esta democracia.
Ello explica las ingentes donaciones que reciben de manera escandalosa todos los candidatos y sus partidos. Son cientos de miles, son millones de soles que terminan en los bolsillos de las agencias de publicidad y los medios de comunicación bajo el rubro gastos de propaganda.
Allí está la trampa, allí está la imperfección y el cáncer que carcome a este sistema que termina siendo democracia sólo para los que tienen dinero. Mientras más pones, mejor puedes congraciarte con el próximo gobierno. Y como los pobres no tienen plata para apoyar -apenas su voto-, siempre terminarán siendo última prioridad.
Por eso, esta democracia decepciona cada día más, porque es proclive a la corrupción y atrapa a todos, sea de derecha o de izquierda, de arriba o de abajo. Mientras el dinero sea lo único importante para las campañas, no se podrá combatir las corruptelas, los negociados ni la dedocracia.

Quizás nos digan estúpidos por marchar contra la corriente, pues la lógica elemental dice que sin dinero no se puede hacer campañas y sin campañas el elector no puede conocer a sus candidatos y menos elegirlos; pero ¿no es acaso más estúpido decir que se luchará contra la corrupción cuando los mismos candidatos se embadurnan de su esencia?

Allí encontramos la explicación de tanto cabreo por decir quién les da y cuánta plata tienen.