sábado, 25 de julio de 2009

DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA


Hace unos meses, nuestra prensa sorprendió a la ciudadanía con la noticia que una peruana estaba reclutada en el ejército isráelí que en esos momentos masacraba a los habitantes de la Franja de Gaza. La hermosa soldado, Susana Vargas, recibió en ese entonces los aplausos orgullosos de sus familiares y de muchos periodistas. Ella misma, se sentía satisfecha de lo que hacía "en defensa de su segunda patria que le ha dado muchas cosas". Para muchos esto era una reconfortante anécdota que demostraba que los peruanos podemos llegar hasta donde queremos.
Hoy, la prensa extranjera reveló que un peruano integró las filas de la organización afgana Al Qaeda llegando a pelear contra el ejército invasor norteamericano en Afganistán. Lo llaman terrorista y, a diferencia de los padres de la chica Vargas, la familia de Bryant Neal Viñas -así se llama el muchacho-, lo niegan, se averguenzan de alguien que, con el mismo derecho a decidir para quien y contra quien luchar que tuvo la soldado israelí-peruana, se atrevió a convertirse al Islam, ante el escándalo de la prensa peruana.
La gente ha intentado encontrar diferencias entre ambos, pretenden que mientras uno es el malo, la otra es la buena. Para nosotros no hay diferencia entre ambos jóvenes, tanto ella como él se enrolaron en ejércitos ajenos y se mancharon las manos con sangre.
Ninguno merece ser ejemplo de nada. Mientras el ejército israelí abusivamente bombardeaba a gente desarmada, Al Qaeda planeaba matanzas de civiles norteamericanos.
Nuestros jóvenes, en vez de mirar hacia afuera, deberían volver hacia nuestro Perú, tan necesitado de mentes frescas y manos vigorosas para salir adelante. Si tan necesitados están de aventuras, atrévanse a buscarlas dentro de nuestra tierra que tiene tanto por descubrir; si tan necesitados están de luchar, ahí tienen un reto: vencer la miseria y la ignorancia que reina en nuestro pueblo.

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