domingo, 22 de mayo de 2011

EL RETORNO DE LA PRENSA FUJIMONTESINISTA

Los recientes titulares de la prensa limeña está develando el uso, por parte de ciertos periodistas, de una vieja estrategia mediática que nos trae muy malos recuerdos. Aquella maniobra que se basa en la idiotización del ciudadano desprevenido. Aquella que utilizó Vladimiro Montesinos y sus esbirros mostrando vírgenes que lloran sangre, cristos aparecidos en portones de metal, vampiros y brujos o adivinos que lanzaban predicciones de toda textura. Esa prensa, cuyos propietarios eran usuarios de la salita del SIN, hacía eco y enorme campaña de tales tonterías para anestesiar a la gente, para confundirla y, la mayor de las veces, para resignarla a los caprichos de la mafia.
Esta burda estrategia persuasiva con la que se busca quebrantar el sentido crítico de los ciudadanos injertando miedos, prejuicios o ideas distractivas primarias (sexo, brujería, creencias, religión), fue la piedra angular sobre la que se apoyó el trabajo desinformativo de la prensa fujimontesinista.
Por eso, la aparición de Reynaldo Dos Santos, el adivino brasileño que ha anunciado el triunfo de Keiko Fujimori en las elecciones de este año, es una prueba del regreso de las artimañas de la mafia. Este señor fue en los noventas el famoso brujo de Montesinos, realizó ciertos trabajitos muy especiales y terminó huyendo tras un escándalo con su casero que le alquilaba un departamento.
La resurrección de esta prensa vendida y manipuladora ya la sospechábamos desde antes de la primera vuelta; pero con la aparición del "brujo" -que no ha venido gratis- y la enorme cobertura que le ha dado la prensa pro Keiko, sobretodo el Canal 2 que le hizo un reportaje beneficioso y extenso en dos noticieros, ya lo confirmamos definitivamente.
Ello también nos trae a la memoria a esos periodistas alquilados para demoler a los oponentes de la mafia, gente que tenía todas las facilidades para "encontrar" pruebas, videos, documentos, o para tergiversar refritos. Periodistas que ganaban ingentes sumas de dinero a costa de sus víctimas, porque la mafia pagaba bien. ¿Podemos comparar el caso de Jaime Bayly? Usted, amable lector, tiene la respuesta.
Otra mala señal es el despido de periodistas consecuentes con su profesión que no se han doblegado a los requerimientos éticamente inapropiados de sus patrones. Gente, por ejemplo, como Patricia Montero o José Jara de Canal N, apenas han tenido el apoyo de unos cuantos colegas; los demás callaron en siete idiomas. Y hace unos días nomás, el veto a la juramentación de Humala, se prefirió pasar una nota sobre las reinas del pop, caso similar a las elecciones del 2000, cuando se ponía al Chavo del 8, en vez de los resultados electorales medio extraños. Así funcionaba la "libertad de prensa" en la dictadura donde Keiko Fujimori fue su Primera Dama. No lo olvidemos.

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