sábado, 5 de diciembre de 2009

POR LOS PASADIZOS PRESTADOS DE LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ


Era la primera vez que acudía al Ministerio de Educación desde que me enteré que se había quedado sin local. Un amigo me había invitado a cierto despacho para hacer unas gestiones relacionadas a un evento escolar importante.
Ingresamos al sótano del Museo de la Nación ("lugar prestadito nomás" según comentario de un empleado); es un ambiente único y caótico. Viejos escritorios arrumados a la pared fungían de oficinas o privados. Lo que parecía un pasadizo estaba invadido por decenas de cajas de cartón, con documentos y otros papeles, amontonadas cual bultos dejados en un basurero. Los visitantes teníamos que esperar de pie, frente a los hacinados despachos, viendo cómo los funcionarios se apilaban sobre reducidos espacios de trabajo que estaban divididos por láminas de madera a medio terminar.
-La única oficina que tiene puerta y está separada de los demás es la del viceministro -comentó el funcionario que nos atendía-, está allí al frente. Y nos señaló una pared lisa y sin ventanas, con una lacónica puerta que parecía más bien la entrada a un depósito de bazofias.
Terminamos nuestra entrevista abrumados por los viadantes que pasaban por nuestro lado; a veces empujando nuestras sillas para darse espacio y otras haciendo una hilera para darle holgura al pasillo. En realidad, salí desencajado de allí. Recordé que otro amigo personal, interesado en hacerle llegar una carta notarial al Ministerio de Educación, se quedó mudo cuando la notaría le preguntó cuál era el domicilio fiscal de dicha entidad.
Simplemente, el ministerio más importante de cualquier nación, en nuestro país es considerado prescindible, una institución paria; por eso que lo han dejado felonamente sin feudo.
El Ministerio de Educación tenía una propiedad con más de 25 mil metros cuadrados de extensión; pero manos negras -pueden ser las mismas que vendieron el aeropuerto de Collique y el puerto de Paita-, se aprovecharon del terremoto del 2007 para afirmar que tenía una infraestructura peligrosa y resolvieron venderla como terreno. En menos de lo que canta un gallo hicieron el negociado y la desocuparon a las pocas semanas, pues su nuevo propietario inició de inmediato la remodelación. Entonces el ministerio, para seguir funcionando, tuvo que tomar "prestadito nomás" tres áreas en diferentes lugares: Biblioteca Nacional, Museo de la Nación y Ex Centromin. De esto ya casi un año.
El ministro de educación, José Antonio Chang, justificó el hecho diciendo que con la plata conseguida por la venta, construirían un nuevo local en un espacio de 7 mil metros cuadrados, -o sea apenas un tercio del terreno que tenían antes-, en el mismo distrito de San Borja, a espaldas del Museo de la Nación. Dijo, además, que se decidió vender ese lugar porque también recibía constantemente quejas de los vecinos por la bulla de los trabajadores y maestros visitantes. Suponemos que esos vecinos, ahora estarán sufriendo aún más porque cambiaron mocos por babas, allí se construirá un enorme y bullicioso complejo habitacional privado.
Es un verdadero crimen que un gobierno maneje tan informalmente sus entidades públicas, especialmente aquellas que trabajan con los niños y jóvenes, el futuro real de una nación que se respete. ¿Qué podemos pedirle a los sufridos profesores, cuando el mismo ministerio hace barrabasadas como ésta?
Y después nos quejamos de que nuestros jóvenes terminen como pandilleros, o, en su defecto, acusamos la escasa instrucción que ostentamos los adultos. La enfermedad del desinterés total que ataca al ministerio de educación peruano empieza en la cabeza. Este caso es la muestra más penosa.
Como cambian los tiempos. Antaño, los maestros del Sutep salían a marchar por quítame estas pajas, hoy, que son mucho más maltratados y que su ministerio no tiene local, ni se inmutan.
NOTA: La foto no es de ninguna actual sede, es la que vendieron como inservible.

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