lunes, 15 de diciembre de 2008

LA VIEJA DATA DE LA MORDAZA APRISTA

En el más reciente programa de EL PERRO DEL HORTELANO, César Hildebrantd entrevistó a Ismael León Arias, viejo periodista, quien narró una reveladora anécdota sucedida en 1985.
Eran los inicios del primer gobierno de Alan García; todo el mundo estaba convencido que por su juventud y vitalidad, el Perú entraba a una etapa de verdadero cambio . Esta vorágine de entusiasmo arrastró a muchos, entre ellos al maestro Ismael León que aceptó dirigir el entonces diario oficialista La Crónica, pidiendo al joven Alan -claro está- la máxima libertad para su trabajo.
Casualmente, cuatro días antes de que asumiera el mando Alan García, estalló el caso Villa Coca, en el cual una explosión dejó al descubierto un laboratorio de cocaína que funcionaba en una zona residencial de Lima.
Ismael León apenas asumió las riendas de La Crónica dió directivas para desplegar una seria investigación sobre el caso Villa Coca.
Esta investigación descubrió larguísmos tentáculos que llegaban a los más altos niveles políticos y policiales de ese entonces. Ismael León creyó oportuno desnudarlos y publicó una serie de informes que, sin saberlo, comenzó a incomodar al nuevo gobierno –a pesar que los implicados habían servido al gobierno de Fernando Belaúnde y, se supone, nada tenía que ver con los apristas-.
Las presiones no se hicieron esperar y el mismo Ismael León declara en la entrevista con Hildebrantd que: “me llamó Luis Gonzales Posada diciéndome que esos informes periodísticos estaban molestando en Palacio y que era mejor abandonarlos”. Sin embargo, Ismael prosiguió con su trabajo hasta que la mordaza inevitable lo obligó a irse.

Hasta hoy no se sabe por qué Alan García renunció tan tempranamente a su “lucha contra la corrupción” prometida en la campaña del 85. Lo que sí sabemos es que el caso se redujo a unos cuantos narcotraficantes como el “padrino”, Reynaldo Rodríguez, y uno que otro funcionario del gobierno acciopopulista. En cambio, casi todos los policías que investigaron el caso fueron destituidos o cambiados de lugar por “insulto al superior”, acusación que hizo prosperar Vladimiro Montesinos, abogado defensor de los Villa Coca. ¡Qué casualidad!

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