Estos últimos días han sido muy aciagos en nuestro país y en el mundo. Primero la muerte de los policías y nativos en Bagua -hasta hoy ningún responsable político hace mea culpa y/o renuncia siquiera por vergüenza-; después la muerte de Alberto Andrade, el ex alcalde de Lima. Ayer nomás el extraño asesinato de la cantante vernacular Alicia Delgado y en comparsa se han sumando la desaparición de los artistas norteamericanos Michael Jackson y Farrah Fawcett. El duelo por la muerte de Alberto Andrade ha sido espectacular y asistido por numerosas personalidades de la política peruana, a la cabeza el presidente García. Pero lo que llamó la atención de todos fue la vieja costumbre muy limeña de llevar el ataúd en una carroza halada por caballo y conducida por un cochero negro. 
Me lo advirtió un amigo de color, quien muy indignado comentó: "para eso nomás nos buscan, para ser porteros de hoteles de lujo o para ser cocheros de carruajes fúnebres, mi pobre compañero parece un payaso al que todos miran o toman fotos".
Efectivamente, tal parece que hasta en la muerte, siempre existen deshubicados que creen que contratando negros para los funerales, el muertito se verá más "fashion". 
Todos sabemos que el "gordo" Andrade era un amante de la música criolla y negra, jamás hubiera permitido que traten así a un negro. Y luego dicen que no hay racismo.
A ver, una idea macabra. ¿Se le podría ocurrir a algún ingenioso trasladar el ataúd de Michael Jackson sobre los hombros de cuatro rubios vestidos totalmente de blanco? ¿no creen que se vería "fashion" también?




