lunes, 1 de junio de 2009

LAS BUENAS INTENCIONES DE LA PRIMERA



El diario La Primera, que dirige el maestro César Lévano, es un medio que se ha convertido -afortunadamente- en la tribuna de muchos periodistas que han sido excluidos de la prensa "democrática" por sus posiciones políticas e ideológicas. Por ésto es un puntal que está salvando el honor de la verdadera libertad de prensa peruana.
Por si fuera poco, La Primera también está dando oportunidad a muchos jóvenes periodistas. Dentro de este marco, ingresó Luis Torres Montero, un muchacho que firma su columna: Malas palabras. Interesante pero también polémico; no por el contenido de sus comentarios sino por su estilo de escribir. Muchos lectores critican que no entienden nada o que si lo entienden -después de un gran esfuerzo-, notan que no hay sustancia.
No sé por qué los jóvenes periodistas creen que maltratando el lenguaje van a lograr mejores resultados. Está bien, es un estilo fresco, pero incomprensible. Me recuerda a esas columnas de los años 80 en donde jóvenes de ese entonces creían que escribir algunas lisuras como "Lima, ciudad puta de mier..." los convertía automáticamente en críticos del sistema e intelectuales de moda.
Este muchacho malapalabrero no trae nada nuevo. Debe limpiar su estilo, debe tener tino, no abusar de los seudomodismos -que tarde o temprano desaparecerán y convertirán sus comentarios en intrascendentes-.
Otra cosa, si es que ha estudiado periodismo, debe saber que el objetivo primordial de un comunicador es que el público lo entienda, cuando más amplio, mejor (el mass media). En su caso es al contrario, reduce su público objetivo a un pequeño grupo (al estilo bloguero, por ejemplo) cosa que va en contra de un medio de comunicación masivo como es La Primera.
Un consejo para Torres: recuerda... los verdaderos periodistas tienen por costumbre utilizar esos espacios que da la prensa -al cual acceden muy pocos- para escribir comentarios y artículos que trasciendan y más tarde puedan ser recopilados en un interesante libro. Recapacita, limpia y define tu estilo, aprovecha la oportunidad que tienes. Desecha de tu léxico palabrejas que dentro de un par de años no se entenderán, porque son un lastre en tus exposiciones.

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